Esther

Esther :: Un puente entre la tradición y la innovación.

Otra historia que se inicia con un inmigrante italiano en un pequeño garaje en la ciudad de Rosario. Su nombre era Don Mario Nicoletti. Su heladería se mantuvo en esta locación durante doce años hasta que en 1969, un joven de 22 años llamado Héctor Iglesias, quien trabajaba con su padre en una fábrica de soda, decidió comprarla junto a su esposa, María del Carmen Chillemi.

“Tenía mucha voluntad y ganas de independizarme de mi viejo y el helado me hizo crecer”, cuenta Héctor. Una casualidad unía al nuevo dueño con el inmigrante italiano: el nombre Esther en la familia. “Don Mario Nicoletti le puso ese nombre en honor a su hija, y como mi hermana también se llamaba Esther no se me ocurrió cambiarle el nombre cuando la compré”, explica Iglesias.

Los sueños de la pareja los llevaron a encontrar un lugar más amplio para construir un nuevo local, en calle Ovidio Lagos 957, en el cual sumaron la fábrica. Era el año 1974. “Le echabas el helado a la máquina y se iba haciendo, se sacaba con un palo, que era un palo de naranja porque no se astilla. Había que trabajar más”, recuerda Héctor con nostalgia. “Hoy el helado es más moderno, casi no hay secretos”.

Durante 15 años, la heladería se emplazó únicamente en la sucursal de Ovidio Lagos. “Empecé con voluntad porque no tenía ni bicicleta, y la heladería me fue dando todo. Primero hice un salón y me fui a vivir atrás, luego fui modificando año a año”, narra Iglesias.

El crecimiento de la empresa se lo atribuye enteramente a sus hijos. “Yo no tuve mucho desarrollo, ya que no me sentía un empresario. Mis hijos fueron los que hicieron florecer la heladería. Así fuimos poniendo un par de sucursales más”, cuenta con orgullo. Con nuevas perspectivas empresariales pero manteniendo el concepto artesanal en la producción y la esencia y calidad de los productos, María Fernanda Iglesias se dedicó a la contabilidad y Sebastián Iglesias, a la fabricación. Hoy en día, las sucursales de Esther se destacan en variados puntos de la ciudad por el buen gusto, los ambientes amenos, su impecable servicio de cafetería y sus deliciosas cremas heladas.