Copacabana

COPACABANA:: Una pareja aficionada por el helado.
Luis Catrare y María Esther Zanabria llevan más de cinco décadas casados. Un día en los 60, de camino al club, María Esther, conocida cariñosamente como Teté, estaba leyendo el diario y comentó que vendían una heladería en Salta y Pueyrredón. Desviaron su camino para verla. “Nos entusiasmamos porque íbamos siempre a tomar helado y un día nos dijeron: tanto que gastan en helado, ¿por qué no se ponen heladería?”, recuerda sonriente Teté. Así comenzaron bajo el nombre de Heladería Bariloche.
En 1967 se trasladaron a Iriondo y San Lorenzo y decidieron cambiar el nombre. “Conocíamos a un pintor chileno que un día nos trajo una revista en la que se veían imágenes de Copacabana”, comenta Teté. “Nosotros hacía poquito que habíamos vuelto de Brasil y nos gustó el nombre. El pintor nos ofreció pintarlo en la pared del local”.
La heladería se instaló en la esquina de Urquiza y España en 1976. Como todavía no se acostumbraba continuar la venta de helados en otoño e invierno, decidieron poner una rotisería, que gozó de mucho éxito. “En el 81 decidimos vender todo lo de la rotisería para hacer únicamente heladería”, cuenta Teté. “Al principio fabricábamos con una Siam, después una Freepack y más adelante pedimos a Italia las primeras conservadoras abiertas que llegaron a la ciudad. Al principio el espacio era más reducido, pero luego nos expandimos a la casa de al lado y remodelamos”.
Las hijas de la pareja, Marcela y Silvia, se fueron incorporando al negocio. Las mujeres de Copacabana se destacan por su buen gusto, aspecto que resalta en la decoración de la heladería. “En una época teníamos unos cerámicos con helados que yo había mandado a hacer especialmente”, cuenta Teté. “A medida que avanzó el tiempo fuimos modernizando la estética y colocamos las vasqueteras para lograr una bella presentación”.
Hoy en día, la heladería se rodea de grandes ventanales que iluminan los dos bellos murales ubicados a los extremos, pintados en colores pasteles. Los muebles combinan blanco con madera clara y cómodos sillones en verde agua, creando un ambiente muy armonioso para disfrutar en cualquier estación del año.