Com Com / La Montevideana

El helado artesanal en Rosario le debe mucho a un inmigrante italiano: Don Pedro Comanducci. En 1927, en Montescudo (pueblo de Italia), a sus 17 años comienza la elaboración de helados. “En el pueblo había un pozo comunitario”, narra Mauricio Comanducci, hijo del mítico heladero. “La gente paleaba nieve dentro del pozo y luego lo tapaba con paja. En el verano, los que habían colaborado tenían derecho a sacar el hielo que se había formado allí. Mi papá empezó a hacer helado con ese hielo y sal, en un tanque hecho por él, de una forma muy casera”. Don Pedro marchaba con un burro 7 km hasta San Marino a vender helado en la puerta de un castillo.
Durante la Segunda Guerra, Don Pedro pasó 6 años prisionero en un campo de concentración. Al regresar, su padre había fallecido y su casa estaba en ruinas. En 1948, desembarcó en Argentina. Se hizo otra vez la maquinita de hielo y sal en Riobamba al 3500 como Heladería La Romagnola, al lado del cine Godoy.
En los 50 accedió a su primera máquina Siam y la empresa le ofreció hacer cursos de fabricación de helado. Entrenó a muchos heladeros de la época. Compró una moto con carrito atrás, un lujo para el hombre que solía viajar en burro. Fue creciendo y llegó a acceder a tres máquinas Siam.
En 1962 se casó. Como el nombre La Romagnola estaba tomado, registraron la marca Com Com, en relación al apellido y que ahora trabajaban como pareja. Fueron creciendo mucho, pero en los 80 los años de sacrificio comenzaron a pesar. “Ya tenían más de 70 años”, cuenta Mauricio. “En el 88, mi mamá se tuvo que ir a Italia y yo ayudé a mi papá. Ahí se me ocurrieron ideas para innovar y crecer”. Mauricio compró su primera máquina grande importada de Italia. Don Pedro falleció en 1999, recordado en el ambiente con mucho cariño.

En 2006 compran La Montevideana. Mauricio asegura que Com Com y La Montevideana son ambas primera marca, ya que los productos son de calidades semejantes, pero diferentes fórmulas.
“Yo me metí en esto porque nací en una fábrica de helados”, recuerda Mauricio. Hoy, la heladería se dedica más a la venta al interior y la exportación. Cuenta con maquinarias de última generación y un producto muy valorado por la gente.