BAJO CERO :: transformando sueños en realidad.

La heladería Bajo Cero es la columna vertebral de la historia de la familia Cacciabue. Nació como un emprendimiento familiar en Presidente Roca y Santa Fe en 1968.
“Mi mamá siempre fue la cara visible en el negocio”, cuenta Ciro Cacciabue. “Comenzamos con el nombre de Bajo Cero, elegido por un tío en referencia a la temperatura del helado”.
La heladería se mantuvo únicamente en esta tradicional esquina durante 27 años. Luego inauguraron la famosa sucursal de Córdoba y España. A partir de este momento comienza una etapa de expansión para Bajo Cero. La familia también ha crecido y la tercera generación empieza a formar parte.
En los últimos seis años, la heladería ha efectuado un cambio de imagen, pasando de sus tradicionales colores azules al rojo y blanco.
“Este país es de cambios constantes y muy corto plazo, siempre van variando las reglas del juego, hay que estar atentos. Nosotros hemos sabido ir adaptándonos sin bajar nunca la calidad del producto. De esta manera hemos podido posicionarnos dentro del mercado del helado artesanal local. Rosario es la Capital del Helado Artesanal a nivel nacional, y se conforma por heladerías familiares locales. Eso habla muy bien de la excelencia del helado rosarino. Desde las heladerías de barrio a las del centro, todas tienen muy buena calidad”.
La heladería continúa apostando a crecer, a invertir, a mejorar el producto. Bajo Cero conforma una gran familia. “Los empleados también son amigos, hasta soy padrino de algunos de sus hijos”, explica Cristian. “Esa es nuestra idea, que sea un trabajo en equipo”.
Con respecto a la atención al cliente, uno de los aspectos que acercan a esta heladería es la presencia de gustos para celíacos a un precio que iguala los demás sabores, logrando muy buena aceptación. Más allá del producto, buscan que el cliente “se lleve una experiencia: ir a la heladería no es sólo tomar un helado sino estar cómodo, con buen ambiente, buena atención, amabilidad, buena música, un lugar para pasarla bien”.